Perdón a mis seguidores...

Luego fuimos a una de deportes porque Val y yo necesitábamos unos chándales nuevos.
Nada más salir de esta nos metimos en una joyería. Allí Samantha fue, sin ninguna duda, la que más gastó. Por lo menos treinta euros.
Yo solo gasté cuatro euros en un anillo con forma de dragón negro y plateado que me encandiló así que lo vi.
Después visitamos una tienda de cosmética en la que todas, salvo Val y yo, gastaron bastante.
-¿De verdad que solo vas a llevar ese brillo de labios? – me preguntó Meli en la caja registradora.
-Segurísimo.
Al salir de allí Samantha nos llevó a un sitio rarísimo en el que se hizo un piercing ¡en la lengua!
-No sé como has podido hacer eso.
-Lo he hecho con valor.
-¡Yo quiero un tatuaje! – salté de repente, sin venir a cuento. Pero es que hoy me sentía libre.
-Pues te acompañamos.
Y me lo hice. Me atendió una chica muy simpática que me calmó los nervios con palabra amables.
Me puse una figura rara, pero chula, al final de la espalda, en la cadera, pero por detrás. Era todo negro.
-¿Y que le vas a decir a tus padres?
-Oh oh. Me he metido en un lío muy gordo...