¡Jeje!

Entré en casa y me senté para cenar con mis padres. Mi madre había preparado una ensalada de verdura y pescado frito con patatas cocidas. De postre tomé un yogurt natural.
Subí las escaleras casi a galope y encendí el portátil que mi madre me había comprado.
Era todo negro y de quince pulgadas. Era de Toshiba, la marca número uno en el mercado en esos momentos. La verdad es que me encantaba.
Entré en mi Messenger y Nick volvía a estar conectado, pero también Erik.
-Vaya, no me dijiste que ibas a estar conectado – le escribí.
-Ya. Está conectado ese, ¿no?
-Sí. Le voy a hablar haber que me dice.
Minimicé la conversación con Erik y saludé a Nick. Pero él no me habló.
-Erik, no me habla.
Al ver que este tampoco me contestaba le envié un zumbido.
-¿Estoy sola en el planeta o qué? – me pregunté en voz alta.
En ese momento Mery, que estaba conectada, me habló.
-Hola, guapa. ¿Qué tal?
-Yo muy bien – mentí, lo cierto es que estaba preocupada - ¿Tu?
-Genial. He conocido a un chico monísimo.
Se embarcó en una conversación en la que solo hablaba ella. Yo ni siquiera miraba la pantalla. Cuando se lo contara a las otras en persona, me enteraría mejor.
-¿Qué te parece? – me dijo al acabar.
-Muy bien. Me lo tiene que presentar algún día.
-Claro, cuenta con eso.
-Me voy a desconectar ahora. Chao.
-Adiós, besos.
Apagué el portátil, me asomé a la ventana y observé la gran Luna llena que brillaba en lo alto del cielo. De repente el aullido de un lobo rasgó la noche. Pero... ¡se escuchaba demasiado cerca del pueblo!

Aquí está, todo empieza a normalizarse ya. Espero que os haya gustado de verdad... y también espero que entes de comentar os penséis bien las cosas que vais a escribir, ¡por favor!
¡Gracias y besos!