Aún no!

Cada una se fue para su casa y yo me quedé sola. Faltaban al menos dos horas para que mis padres regresaran de trabajar.
Mis padres trabajaban juntos en un pastelería: Pastelería Biscuit. Cuando cumpliera los dieciocho mi padre me dejaría trabajar algunos días para sacarme mi propio dinero.
Reuniría lo suficiente para irme a la mejor universidad y sería una gran escritora.
La verdad es que nadie lo sabía pero yo estaba escribiendo un libro en el ordenador. Ya llevaba cuarenta y tres páginas. El libro trataba de un chico que asesinaba a chicas rubias, de piel morena y de estatura y peso normal.
Si, me había basado en los asesinatos. Pero en ese libro Esme no se moría, pillaba al asesino y vivía feliz.
Al pensar en ella me cayeron unas lágrimas. Nunca olvidaría a Esme.

A la mañana siguiente me desperté a las ocho, incapaz de dormir más por los nervios. Quería estar guapa en su día especial, así que me dirigí al baño y me di una buena ducha. Cuando acabé me eché crema hidratante por el cuerpo. Después me vestí. Me puse la falda negra con cadenas que me había comprado cuando había ido al centro comercial y una camiseta con un lobo rugiendo - la había comprado en el mismo sitio – luego me puse unas botas y unas pulseras. Sin olvidarme del collar que le me había hecho hacía ahora más de un mes.
Me eché espuma en el pelo para ondularlo aún más y me eché una colonia de la que él había hablado favorablemente.
Cuando acabé de hacer todo esto apenas eran las nueve y diez. Decidí comprobar todo por última vez, solo para asegurarme.
Luego le envié un mensaje a Erik diciéndole que viniera a las doce a mi casa porque tenía que hablar con él.
-¿Solo son las diez menos veinte? Pff… - resoplé.
No sabía qué hacer, aún me faltaba cerca de dos horas para ir a buscar el pastel, así que me puse a leer un libro que me había comprado hacía unos días y al que no había tocado todavía.
-Rosas negras.
Leí en título en voz alta. Me embarqué en la historia que esa novela narraba y se me pasó el tiempo volando.
A las once y veinte salí de casa para que me diera tiempo a ir a buscar el pastel. Por la calle la gente me miraba raro, primero se fijaban en mi ropa y luego reían o ponían cara rara. Me paré el llegar a un parque en donde varios chicos se quedaron mirándome.


Poco a poco se acerca la sorpresa que no os gustará... ¡Pero de momento hoy no lo sabréis!
Espero que con este poco que acabo de colgar aguantéis hasta la próxima :)
Besos y gracias a tod@s